Qué respuestas has escuchado cuando alguien hace la
siguiente pregunta ¿Qué es lo que te
dará la felicidad, paz, serenidad y plenitud en tu vida?
Yo he escuchado en muchas ocasiones que DIOS es la respuesta, y es
verdad, observa a las
personas que Lo tienen, reflejan una fuerza especial y mucho
más.
Pero qué pasa cuando
sabemos la respuesta y no sabemos cómo
llegar a DIOS…… ¿cuál es el primer paso?
Es descubrir ese gran
regalo o don que muchos de nosotros tenemos guardado en un cajón de nuestra
alma.
¡EL DON DE LA PIEDAD!
Como todo don, la única forma de
obtenerlo es pidiéndoselo a Dios con Fe y la Fe necesita acción de nuestra parte.
TRES ENEMIGOS DE LA PIEDAD.
Posturas exteriores.
1.
Pensar que la piedad es “fingir” ciertas posturas exteriores,
que lejos de acercarnos a Nuestro Padre Dios serán un obstáculo distrayendo nuestra comunicación. Sobre esto, el
Papa Francisco lo retrató con mucha claridad al decir que la piedad no es poner “cara
de estampita” o fingir ser santo, sino una verdadera consciencia de nuestra necesidad de Dios.
2.
Superficialidad y materialismo
Cuando atamos nuestro corazón a los bienes de esta tierra es
imposible que podamos contemplar los bienes que nos da Dios y mucho menos a
Aquél de quien provienen todos los bienes.
3.
Dureza de Corazón: Nos importa sólo nuestros propios intereses.
Únicamente hay lugar para lo que nos conviene a nosotros; no queremos
incomodarnos en nada para ayudar a los otros. Es una actitud de ponerse por encima de
Dios y de los demás. (Soberbia).
QUE NOS DA LA PIEDAD.
Nos dilata el
corazón para que pueda unirse
coherentemente a lo que dicen nuestros labios en la oración.
Además, nos permite tener una tierna devoción a las personas y a las
cosas de Dios: a la Virgen, los ángeles y santos, la Sagrada Escritura, la
Iglesia y al Papa. Nos hace sentirnos hermanos hijos de Dios
No
es un deber o una imposición. Es un
vínculo que viene de dentro.
Este
don (regalo):
·
Es
una relación vivida con el corazón: Es nuestra
amistad con Dios, una amistad que cambia nuestra vida y nos colma de entusiasmo y de alegría.
·
Indica nuestra pertenencia a Dios, nuestro origen.
·
Da sentido a toda nuestra vida
·
Nos
mantiene firmes, en comunión con Él,
también en los momentos más difíciles y preocupantes.
ALGUNOS CONSEJOS PRÁCTICOS PARA HACERLOS PERSONALMENTE Y EN FAMILIA:
1.
Al comenzar el día me pongo
en la presencia de Dios.
·
Nos persignamos. Esto nos identifica como Cristianos hijos de
Dios. Pero el realizar este gesto, sin duda no es suficiente si no va
acompañado de lo que nos enseñó Jesús para identificarnos como sus discípulos. “amarnos los unos a los otros”, y no quedarnos
“simplemente tranquilos” porque realizamos determinados gestos, porque sin el compromiso con los demás,
quedarán vacíos.
2.
Ofrecer con gozo cada nuevo día: Poniendo nuestra voluntad en sus manos. Sabiendo que todo depende de
Dios, pero haciendo como si todo dependiera de nosotros “Ayúdate que Yo (Dios)
te ayudaré”.
3.
Rezar el Padre Nuestro. (Es la oración que
Jesús nos enseñó) Tomándola como un programa de Vida. Entiende cada palabra que
dices.
4.
Pido la intervención de Nuestra Madre la Virgen María. Le pido su sensibilidad para entender la voluntad de Dios en cada
acontecimiento de mi vida. Rezar el Ave María y el Dulce Madre.
5.
Encontrarme con Dios y dejarme encontrar por El por medio de la ORACIÓN. La oración es un dialogo no un monologo. Dios te contesta escúchalo, para ello necesitas del silencio fecundo enseña a tus niños lo maravilloso que es el silencio y
lo importante que es. Cierra tus ojos junta tus manos. (Sentirás paz ).
Conversa con Jesús y con María
de lo que quieras, de lo que necesites y agradece
(Siempre hay algo que agradecer).
6.
Medita. La meditación es un estilo de oración
que pretende poner a toda la persona en relación con Dios, profundizando un
pasaje evangélico o en algún tema de la fe.
·
Prepara los puntos a meditar. (Si es con tus niños
escoge una lectura del evangelio u otra lectura acorde a su edad).
·
Relájate.
·
Haz una oración preparatoria.
·
Utiliza el VER: La composición del lugar y
la historia misma que se va a meditar.
PENSAR: Reflexionar la realidad vista, a la luz de la fe, para luego hacer una
relación con nuestra propia historia y realidad. ¿Qué te dice el texto? ¿Qué te
está mostrando o enseñando Jesús? ¿Qué llama más mi atención? ¿Qué actitudes
descubro ahí? ¿Qué sentimientos surgen
en mí sobre lo orado? ¿Cómo lo aplico en mi vida actual?
ACTUAR: Es dejar claras las acciones a realizar, a partir de la oración.
Afianzar ciertas actitudes como las de Jesús y vivirlas. ¿Qué voy a poner en
acción?
7. Bendecir los alimentos.
8. Asistir a Misa todos los domingos
9. Hacer una visita a Cristo en el Sagrario. (Para hacer oración)
10. Dar gracias a Dios por la noche, por el don de la vida, de la fe,
de la perseverancia y pedir perdón por
las faltas y pensar como corregirlas. Al igual que dejar los resentimientos que hayan surgido en el día.
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